Si nos paramos a pensar el amor incondicional que siente un niño por sus abuelos, es algo incalculable. Si a eso se le añade la unión y el tiempo pasado con ellos se convierte en un maridaje perfecto. Y esto es lo que ha ocurrido. Hace varias semanas llegó Kiko al estudio de menudosdiminutos, un adolescente que quería hacerse junto a su prima pequeña, Berta, unas fotografías para regalárselas a su abuela que cumplía años. Estaba entusiasmado pues sabía que la idea (que había sido originaria de su madre y de su tía) le iba a encantar a su abuela y no paró en ofrecerme sus mejores caras.
Al principio un poco “cortado” por aquello de que su madre y sus tíos estaban viendo como posaba, le entraba la risa y se le veía un poco tímido, pero en tan sólo 5 minutos se sintió como pez en el agua, estaba encantado de mirar a la cámara y de ofrecerme lo guapo que es por fuera y por dentro. Posteriormente se unió Berta, un bebé encantador que a pesar de sus cortos meses me ofreció su cara más linda y amorosa.
Gracias chicos por dejarme mostrar el gran cariño que sentís por vuestra abuela y por regalarme una sesión llena de magia. Gracias también a vosotras Bárbara y Cristina por hacerme partícipe de este regalo tan especial que habéis querido hacer a vuestra madre. ¡Hasta pronto!