A veces sentimos los padres que hay a ciertas edades en las que ya no les hacemos tantas fotos a nuestros hijos, sobre todo cuando dejan de ser bebés, antes de la Comunión o después de ésta. Así se sentían los padres de Álvaro y Nicolás, por eso, querían hacerle fotos a sus hijos sin ningún motivo especial, simplemente por ver el paso de el tiempo en sus pequeños y tener un recuerdo de ellos con esta edad.
Su madre, María, y yo nos conocíamos desde pequeñas y aunque hacía mucho que no nos veíamos manteníamos el contacto, pues hay ciertos amigos de cuando somos pequeños que no se olvidan nunca. Por eso, acudieron a mi estudio y con toda confianza me explicaron que querían hacerse una sesión familiar, donde se les diese protagonismo a los niños. Estuvieron genial. Álvaro, quizás por ser el mayor, estaba más tranquilo, miraba a la cámara con serenidad y sintiéndose “guay” como él decía. A Nico le costaba un poco más, es más tímido, sin embargo, en poco tiempo se le acabó la timidez y comenzó a dar lo mejor de sí mismo. Se divirtió mucho, luego no quería irse.
Muchas gracias chicos por ser tan encantadores y hacérmelo pasar tan bien con mi trabajo. A vosotros María y Jorge, gracias de corazón por contar conmigo para llevaros este bonito recuerdo y para muchos más que vendrán. Solo me queda deciros… ¡hasta la próxima!