La verdad es que cuándo conocí a Candela y Mateo, me llevé una grata sorpresa y era que ellos sabían qué es lo que iban hacer y se notaba que no era la primera vez que lo hacían, pues tenían bastante soltura a la hora de mirar a una cámara. Al estar en el exterior, en el Parque de El Retiro de Madrid, me apetecía que lo hiciesen jugando y siendo lo que realmente son: niños. Así que les propuse que por qué no se ponían a jugar al “escondite inglés… sin mover las manos ni los pies” y así hicieron, entre risa y risa mi cámara no podía dejar de disparar las caras y gestos que estos dos hermanos iban poniendo. Posteriormente, fuimos caminando por este parque tan espectacular que tiene Madrid, jugando con hojas, escondiéndonos entre árboles, escalinatas y demás monumentos que nos íbamos encontrando en nuestro paso. Se lo pasaron bien y yo también, pues además de volver a la infancia, los niños iban posando casi sin darse ni cuenta.
Muchas gracias a los dos por ser tan divertidos y hacérnoslo pasar tan bien con vosotros y gracias a vuestra madre, Mónica Reverte, por tu discreción y porque a pesar de estar en un aparente segundo plano, nos guiaste a los niños constantemente. Ya sabéis dónde estoy y ahora sí he de deciros que... ¡hasta pronto!